Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

lunes, 22 de marzo de 2010

Oro transparente 2010

Como cada 22 de marzo desde 1993, año en que la Organización de Naciones Unidas (ONU) así lo decidió para concienciarnos de la importancia del líquido elemento, hoy se ha celebrado el Día Mundial del Agua. El lema de este año es: “Agua limpia para un mundo sano” y pone el énfasis en subrayar que tan importante como la cantidad de agua que tengamos lo es su calidad. De este modo denuncia la constante y progresiva contaminación y deterioro que sufren nuestras reservas acuíferas tanto de ríos, como de humedales o aguas subterráneas.

La ONU ya había declarado el año 2003 como “Año Internacional del Agua Dulce”. Dediqué al evento una columna que se publicó en El Correo de Burgos y que se tituló “Oro transparente”. Decía así:

2003, el año en que Bush derrocó a Sadan y destrozó al pueblo iraquí por intereses petrolíferos, el año en que Bolivia se colocó al borde de una guerra civil a causa de un polémico proyecto que pretende exportar gran parte del gas que posee, ha sido también declarado Año Internacional del Agua Dulce por las Naciones Unidas. Mientras los líderes de los países más poderosos del mundo sólo parecen preocupados por hacerse con el control de los recursos energéticos y continuar con el enriquecimiento de los grandes magnates y las multinacionales el planeta se desmorona ante carencias básicas.

El agua constituye alrededor del 70 por ciento del peso de los organismos vivos. Subsistir sin agua es imposible, y únicamente el 3 por ciento del existente en nuestro planeta es dulce. De este mínimo porcentaje apenas una centésima parte es accesible para el ser humano, y encima, está mal repartida. El resto lo conforman los casquetes polares, glaciares y aguas subterráneas de difícil acceso

La población aproximada de la tierra es de 6.000 millones de personas. La Organización Mundial de la salud estima que 1.500 millones de seres humanos carecen de abastecimiento de agua potable y que 1.700 cuentan con instalaciones inadecuadas. El consumo de agua en mal estado transmite enfermedades que provocan cinco millones de muertos al año.

Un bien tan necesario y valioso es malgastado e infravalorado. Indudablemente el petróleo, el gas, todos las variantes energéticas colaboran en la evolución de la vida, pero no son su esencia. El agua es la esencia de la vida animal y vegetal. Sin ella, el planeta morirá y con él los avariciosos terrícolas.

De nada servirá atesorar mineral aurífero para acuñar monedas que compren el mundo, ni siquiera almacenar oro negro a costa de destruir países, porque el verdadero oro es transparente, es el agua. Pero eso de momento no preocupa. Aún no es un bien tan exclusivo y costoso como para comercializarlo y que enriquezca a los de siempre. Todo se andará.

Y mientras el mundo agoniza lentamente por la escasez de agua, el Papa cumple 25 años al frente de una Iglesia dedicada durante siglos a atesorar cálices y riquezas de oro y Aznar recibe el premio al “Estadista Mundial” por ser un “adalid de la democracia y la tolerancia” abanderando el estandarte de una guerra tan negra y viscosa como el propio petróleo. Eso si, este adalid ahora olvida el déficit cero que hostiga nuestro país y destina 300 millones de dólares para reconstruir otro que nunca debió ser destruido.

En estos siete años hay cosas que continúan igual. El agua dulce sigue siendo esencial para el ser humano y para la vida. Por eso este día se lucha por que el agua permanezca limpia y además al alcance de todo el mundo.

Otros aspectos han variado poco. 2.500 millones de personas no cuentan con los sistemas sanitarios adecuados, 884 millones, la mayoría en África, no tienen agua potable, y cada año mueren 1,5 millones de niños menores de cinco años a causa de enfermedades transmitidas por el agua. El agua sigue siendo el oro transparente por el que debemos luchar para mejorar la calidad de vida de miles de millones de personas y salvar millones de vidas humanas e incluso al propio planeta, porque ese agua limpia es la fuente de la vida.

Las guerras y ansias por el dinero van a menos, aunque tal vez sea la crisis quien les haga menos avaros de momento. Los mandatarios parecen diferentes, y no sólo en el color o en el bigote: aquellos nos llevaron a la guerra, estos están a favor de pararla y con unos aires diferentes. Precisamente ayer mismo el presidente estadounidense Barak Obama, logró el respaldo de la Cámara de Representantes de su país para llevar a cabo una reforma sanitaria que beneficiará a 32 millones de norteamericanos que antes no tenían seguro médico.

Por lo demás, tras este septenio, el mundo sigue agonizando lentamente por la escasez y la contaminación del agua, el nuevo Papa escribe una carta a los irlandeses para pedirles perdón por los curas pederasta, aunque se olvida de enviársela o otras muchas nacionalidades, incluida la suya propia; y el “adalid de la democracia” se ha convertido en “el adalid de las peinetas”… En definitiva, aún nos queda mucho por mejorar, pero podemos hacerlo.

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