Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

jueves, 24 de junio de 2010

Unanimidad total,...casi

Los continuos desatinos del gobierno Zapatero a la sombra de la crisis financiera internacional han removido las estructuras del país hasta aproximarlas al esperpento. Mientras el partido mayoritario, que lleva en sus siglas un inexistente socialismo, se dedica a castigar a los menos favorecidos, el indeciso y conservador principal grupo de la oposición afirma, a través de sus líderes, ser el partido de los trabajadores. Con tanto respaldo político para defender sus intereses, el colectivo de asalariados y jubilados, es decir, aquellos que tienen los salarios controlados por terceros, están más jodidos que nunca.
Primero fueron funcionarios y pensionistas los sacrificados, ahora lo serán el resto de los trabajadores por cuenta ajena (incluso los que aplaudían la medida contra los funcionarios) los que tienen que ponerse a temblar.
El Real Decreto-Ley de medidas urgentes para la reforma del mercado de trabajo ideado por el gobierno de Zapatero ha alcanzado logros impensables. Sindicatos, empresarios y grupos políticos de la oposición se han puesto de acuerdo en que las propuestas del gobierno no convencen a nadie. Los chicos de Zapatero se empeñan en hacer creer que el real decreto no abarata el despido y generará más empleo fijo, pero los sindicatos, que hasta hace poco parecían mantener un idílico romance con el gobierno, opinan lo contrario. Los partidos, nacionalistas o no, más supuestamente de izquierdas, y algún camuflado, piensan igual: que las medidas facilitan el despido y aumentan la precariedad laboral. Los empresarios, con el experto en despedir (Air Comet y Marsans), Gerardo Díaz Ferrán, a la cabeza también se oponen al decreto, pero justo por lo opuesto, por no flexibilizar lo suficiente el despido. Hasta aquí las opciones, a favor o en contra, claras; o más bien, todos contra el gobierno.
Los nacionalistas conservadores sólo dicen una evidencia: las medidas son mejorables; y el nuevo partido de los trabajadores, el PP, en su sempiterna ambigüedad también se sumó in extremis a la idea de mejorar las propuestas. Parece que todos quieren mejorarlas, aunque ninguno dice como.
El refrito normativo debe ser tan malo que no convence a nadie y todos lo quieren modificar. Hasta el diputado socialista y exsecretario general de Comisiones Obreras, Antonio Gutiérrez, se abstuvo, conscientemente, en la votación rompiendo la disciplina del partido. Ahora sus compañeros de agrupación le sancionarán por ser coherente con lo que piensa. Así funciona la política, y en eso hay unanimidad casi total entre sus componentes: Hay que defender, aún a costa de destruir los derechos de la clase asalariada y de los más desfavorecidos, los intereses financieros que perpetúan el sistema, porque es el capital quien les mantiene en el poder y no los votos de los primeros. Con listas abiertas que no decidieran los partidos tal vez la cosa sería diferente.
Mientras tanto, y entre tantas crisis, reformas y recortes, el número de ricos españoles (personas con más de 800.000 euros, exceptuando primera vivienda y consumibles) creció un 12,5 por ciento en 2009, y hacienda, después de no sé cuanto tiempo, da un ultimátum a 3.000 fortunas españolas que podrían acumular 6.000 millones de dinero negro en suiza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario