Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

lunes, 30 de mayo de 2011

Modos de compartir

Un joven amigo, entusiasta de los perros y su adiestramiento, me cuidó la mascota durante unos meses. Él tiene cuatro, y me comentaba que, algunos periodos, cuando distribuía su comida trataba de disciplinarlas, de tal modo que si no obedecían no tenían acceso a los respectivos recipientes de comida. Normalmente todos cumplían las órdenes, pero en una ocasión uno de sus perros se quedó sin comer. Entonces su narración me conmovió. Resulta que mi mascota, una cachorro cocker negro de dos años (quienes hallan convivido con uno quizás me puedan entender mejor, aunque no del todo), el único animal que conozco que, junto al Gollum de “El señor de los anillos”, puede aproximarse a la raza humana en ser tan egoísta, posesivo, avaricioso y celoso, cogía los granos de su pienso en sus fauces y se los llevaba a la mascota castigada para que pudiera alimentarse..
Si hasta el cocker con el que convivo es capaz de compartir, no es demasiado comprensible que el ser humano, supuestamente la especie más inteligente del planeta, no es capaz de hacerlo, y eso a pesar de ser conocedor del placer que supone compartir, porque al fin y al cabo la felicidad de la vida se incrementa al compartir, tanto cosas materiales como situaciones, experiencias o sentimientos, con aquellos a quienes amas, aprecias o lo necesitan. Y lo que es aún peor, que en lugar de compartir se dedique a enriquecerse y atesorar dinero y propiedades, casi siempre a costa de las penurias de los demás, y siempre con ellas como consecuencia.
Recientemente una multinacional de las telecomunicaciones, que lleva mucho tiempo tratando, como todas las grandes empresas, de humanizar su imagen y vender sus benevolencias, tiene como eslogan para vender sus productos “Compartida, la vida es más”.
Completamente de acuerdo, sólo que ellos lo que pretenden es que compremos sus servicios para poder comunicarnos unos con los otros.
La Real Academia de la Lengua define compartir como: “Repartir, dividir, distribuir algo en partes”, o, en una segunda acepción, “Participar en algo”.
Así los usuarios pagan para participar en conversaciones o en intercambios de información, y hacen que su vida sea más “compartiendo” esas conversaciones. Mientras, los 1.900 directivos de la multinacional para hacer que su vida sea más, se quedarán con la primera acepción de compartir, y se repartirán, dividirán y distribuirán en partes, en los próximos cinco años, 450 millones de euros, más cincuenta en pluses de permanencia, todos ellos pagados por los usuarios.
Al fin y al cabo han debido hacerlo estupendamente cuando el año pasado obtuvieron más de 10.000 millones de euros de beneficios, un 30 por ciento más que el año anterior, por todo aquello que compartieron sus usuarios. Puesta a compartir, la misma amable compañía en esos mismos cinco años de repartir 500 millones de euros entre sus directivos repartirá 8400 cartas de despido entre sus empleados en España, lo que supone que el 25 por ciento de la plantilla hará de su vida más con la carta de despido resultante del reparto, cuyos costes quieren que además sean asumidos por el estado mediante expedientes de regulación de empleo (ERE).
Su argumento es que en España los ingresos de la multinacional en España bajaron el 6 por ciento en 2009 y el 5 por ciento en 2010. Quizás los sustanciosos beneficios del grupo provengan más de la monopolística y explotadora situación de la compañía en algunos países donde está implantada, que de las habilidades de sus directivos.
Para llegar hasta este punto, la empresa se fundó en 1924, durante la dictadura de Primo de Rivera, y en 1945 pasó a manos del estado franquista en sus ¾ partes. ¬¬La floreciente y exitosa compañía fue creciendo y repartiendo jugosos dividendos entre sus accionistas, entre ellos el mayoritario Estado, hasta que, cerca del fin de su última legislatura al frente del gobierno, en 1995, Felipe González, en sintonía con la tendencia marcada por la Unión Europea, decide promover el reparto de los pasteles más golosos del estado al capital privado y pone a la venta parte de su participación en ella, como ya había hecho en 1993 con Argentaria. Entonces Telefónica contaba con 76000 empleados, y seguramente menos directivos que ahora. Los gobiernos de José María Aznar se encargarían de rematar los golosos saldos para el enriquecimiento privado con argumentos de liberalización de mercados y beneficios para los usuarios. Precisamente es con la llegada de Aznar al poder cuando el actual presidente, Cesar Alierta, bregado en temas de bolsa, llega a Tabacalera y concluye su privatización total. Cuatro años después, en 2000, pasa a presidir Telefónica hasta borrar de ella incluso el nombre, ya que ahora se llama MoviStar. Por el camino se han quedado más de 50.000 empleos y jugosos beneficios para sus directivos y accionistas mayoritarios.
Eso si, el amable eslogan de la multinacional reza Compartida la vida es más. Alierta, puede ser un gran gestor para los intereses de sus accionistas,






Pero también es un negado comunicador para presidir hasta su comunidad de vecinos, que compartió con su cuenta bancaria desde 2,3 millones de euros en 2003 hasta 8,6 millones de euros en 2010 y que ha sido criticado por otros grandes directivos por la falta de escrúpulos en sus actuaciones para maximizar los beneficios.
Como siempre, todo es compartido. Tú compartes el pago, y ellos el reparto.

3 comentarios:

  1. Has oido hablar de la txalaparta?

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  2. Menos mal que me he visto el video de Alierta,por que si no no me entero de nada,¡Esto si que es saber comunicar y explicar algo! jeje estearequipa ......¿lo entiendes?....pues que te lo explique el susodicho....pufff

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  3. Y SI NO TRAGAS NI TELEFONO NI COMUNICAS

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