Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

viernes, 12 de diciembre de 2014

Conexiones galaico catalanas



Explicaba el genial Pepe Rubianes en su autobiográfico monólogo “Rubianes solamente” que él era un actor galaico catalán, ya que “nací en Galicia, aunque casi nunca he vivido allí, y catalán porque he vivido siempre en Cataluña, aunque nunca nací aquí”. Aquella fue una fructífera fusión entre las culturas más occidental y más oriental de este país llamado España cuyo resultado cristalizó en un humor inteligente, tan peculiar y personal que creó escuela entre humoristas y monologuistas.

Actualmente el único asomo de risa entre las conexiones del galaico presidente del gobierno pepero español y el catalán presidente de la generalitat convergente de Catalunya es el de reírse por no llorar y la única coincidencia entre ambos partidos gobernantes es la corrupción que les salpica hasta el tuétano. Por lo demás el gallego se empeña en la unidad nacional, que sustenta sus intereses y los de sus amigos, mientras que el catalán busca mantener “els seus i els del seus amics” en su pequeña parcela de poder, aún a costa de reivindicar una independencia que jamás defendieron, pues simplemente eran los amigos que hablaban catalán del régimen españolista correspondiente, bien fuera franquista, restaurador o absolutista.

El perdedor de la falta de conexión y diálogo es el pueblo catalán, ninguneado por el gobierno del galego Rajoy, delfín de Aznar, heredero de Fraga, franquista reconocido, en sus reivindicaciones culturales diferentes, y manipulado por el delfín del ex molt honorable català Jordi Pujol, socio en el pasado de Aznar y sus secuaces, y encarcelado por el régimen del caudillo ferrolano, como para rubricar el enfrentamiento catalán con el gobierno central presente desde que en 1700 se coronara rey el Borbón Felipe V, frente al candidato de los Austrias defendido desde Cataluña. Así pues las malas conexiones entre los países catalanes y el estado español proviene de lejos, pero centrémonos en las actuales relaciones galaico catalanas. Desde el gobierno del galaico Rajoy se azuzó a la fiscalía para que se querellara contra el pérfido catalán Artur Mas por consultar a sus gobernados sobre sus aspiraciones de independencia. La tendenciosa  ambigüedad de tildar de antidemocrática precisamente a una consulta que reflejaría la voluntad del pueblo fue abanderada por el entonce ministro de Justicia, Alberto Ruiz  Gallardón y secundada por todas las hordas peperas, lo que deja patente la nula conciencia democrática de todos ellos.

El desmantelamiento y la politización de la justicia promovidos por Gallardón continúan con su sustituto Rafael Catalá, que ya ha marcado marzo como fecha definitiva para alejar del caso Gürtel al juez Ruth, no vaya a ser que más carnaza pepera ocupe el banquillo. Catalá, que no es catalán, sino madrileño, fue secretario de estado de infraestructuras, cuyo cargo le supuso una conexión gallega indeseada pues lo ocupaba cuando el accidente de un tren Alvia en Santiago de :Compostela el 23 de julio del año pasado provocó 79 muertos y más de 140 heridos. La función de Catalá fue la de culpabilizar al conductor y eximir a administración y constructores de cualquier error o aspecto, ocultando y manipulando datos, no fuera a ser que ensuciaran la marca España y la de su alta velocidad. Quizá el premio a tan rastrera labor sea el ministerio. Otra con catastróficas conexiones galaicas fue Soraya Sáenz de Santamaría que era asesora jurídica de Rajoy mientras los hilillos de plastilina del hundido petrolero Prestige ennegrecían su futuro político. Los galaicos errores enterrados por Soraya, que no es catalana, sino vallisoletana, como las rancias raíces políticas de Aznar, tal vez fueron su pasaporte a la vicepresidencia. Pero ocultar los trapos sucios no es el único ingenioso método de trepar en la dominante política nacional. Desde las más oscuras profundidades de la FAES, laboratorio de ideas y captaciones y blanqueos del partido popular, se gestó, forjó y lanzó el Pequeño Nicolás, perfeccionado intermediario y conseguidor del neoliberalismo de la marca España cuyo primera víctima es el primer responsable de la misma, el secretario de estado de comercio, otro experimento surgido de la fundación aznariana, y con el gusto muy caro.

Nicolás tiene su conexión Galaica, pues al menos viajó a Ribadeo (Lugo) sobreprotejido por escoltas policiales del ayuntamiento madrileño, y su conexión catalana, pues entre otros negocios debía boicotear el independentismo de ERC, pero aunque también le envuelva cierto tufo de absurdo humor, no le llega ni de lejos al logrado por el irrepetible e inolvidable galaico catalán Pepe Rubianes que viendo los aires que invaden este corrupto país  seguro que se revuelve molesto desde allá donde esté, aunque una ley mordaza intente impedírselo.

1 comentario:

  1. después de un litro de orujo de casa... todos apátridas y a mear banderas

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