Con demasiada frecuencia nos imponen una supuesta realidad, y ocultan esos pequeños detalles que marcan la diferencia.

domingo, 7 de junio de 2015

¿Somos más marcianos de lo que creemos?

   Cuando algunos afirman que la crisis es historia y que la recuperación es un hecho, la mayoría nos preguntamos, no ya en que país viven, sino incluso en que planeta, galaxia o universo pueden estar para situarse tan alejados de una cruda realidad que sitúa en los límites de la pobreza extrema a cerca del treinta por ciento de la población de este país.

   Lamentablemente todos esos líderes, políticos, económicos, espirituales, ideológicos,...  que afirman tal recuperación inexistente y rigen y guían nuestras vidas en aras del bien común y de la humanidad, y muchos de los cuales hablan de riesgos para la democracia cuando gobiernan desde el absolutismo de su mayoría aplastante, se han creado un entorno de institucionalidad, protocolos, lujos, prebendas y comodidad que les alejan de la realidad del pueblo llano, aunque TODOS vivamos en el mismo planeta y pertenezcamos a la especie humana y seamos iguales en derechos y libertades como tales. Su insensibilidad y afirmaciones parecen de fuera de la tierra; marcianas, como ha aventurado mayoritariamente la imaginativa de la ciencia ficción atrapada por el seductor misterio del planeta rojo. Pero quizás no sea tan descabellado que no sólo ellos, quienes desde las doradas poltronas de sus cargos ignoran la mísera realidad, sino también quienes la padecen, tengamos algún innegable vínculo con Marte.

   Recientemente las circuntancias colocaron entre mis voluntarias obligaciones la elaboración de un informe sobre cualquier elemento químico, detallando su descubrimiento, magnitudes y otros datos, además de especificar sus actuales usos y profundizar en alguno de ellos. Entre los 118 elementos que actualmente hay en la tabla periódica, sin duda los hay preciosos, seductores, misteriosos,... pero yo no tuve ninguna duda a la hora de decidirme. El nombre de mi mascota es Moli (la de la foto de la cabecera), que significa magia en un dialecto chino, pero a menudo, cariñosamente, le llamo Molibdeno, supongo que con la nostalgia de la adolescencia ochentera en la que estudiaba química y la tabla de los elementos, repitiéndolos por grupos y conociendo sus símbolos, valencias, números atómicos,... más en profundidad cuanto más habitual era su manejo entre las fórmulas y compuestos estudiados. El Molibdeno no era de los importantes, y apenas recordaba su símbolo químico, Mo, pero ahora era transcendente en mi vida, y quizás en la de todos, así que era el elemento elegido.

  Aprendí que el molibdeno es un metal sólido plateado, con número atómico 42, símbolo químico Mo y con el sexto punto de fusión más elevado de cuantos elementos se conocen, lo que como metal de transición lo habilita excepcionalmente para su principal función actual, la consecución de aleaciones de acero más duras y resistentes.

Este metal sólo se encuentra en la naturaleza formando parte de otros compuestos, que además se confundían con derivados de otros elementos, como el carbono o el plomo, de ahí su nombre, molibdeno, procedente del griego “molybdos” que quiere decir “como el plomo”. En 1778 el químico sueco Carl Wilhelm Scheele, a quien también se atribuyen los descubrimientos del oxígeno y el cloro, logró hacer reaccionar el mineral molibdenita (compuesto de molibdeno y azufre) con ácido nítrico, obteniendo un ácido al que llamó “acidum molibdenae”, y aunque el metal no pudo ser aislado hasta cuatro años más tarde, reduciendo el compuesto con carbono, y por otro investigador sueco, la autoría de su descubrimiento se le asigna a Scheele.

   Las aplicaciones prácticas del molibdeno no fueron patentes hasta finales del siglo XIX, cuando la industria siderúrgica buscaba aleaciones más resistentes para un acero cada vez más presente en infraestructuras. Las contiendas bélicas y la producción armamentística multiplicaron su extracción, siempre como molibdenita (MoS2), wulfenita (PbMoO4) o powellita (CaMoO4), siendo sus principales productores USA, Canada, China, Chile y Perú.

Aunque tiene muchos más usos, dos tercios de su producción se dedican a mejorar aleaciones, pero su función actual no es la que destacaré. Ocupa el puesto 54 en el ranking de los elementos más habituales en la corteza terrestre, pero asciende al puesto 25 de los más abundantes en los océanos, de donde surgió la vida.

   En este sentido algunas teorías recientes atribuyen al molibdeno su papel activo en la liberación de oxígeno en los océanos primitivos y su función catalizadora para algunas bacterias en la obtención de nitrógeno que fertilizó los océanos y propició formas de vida más complejas. El molibdeno fue pues esencial en la evolución de la vida en el planeta tierra. Ahora bien, hace un par de años el prestigioso bioquímico norteamericano, Steven Benner, de la Fundación para la evolución molecular aplicada en Gainesville (USA), afirmaba que ese molibdeno mágico pudo llegar de un meteorito procedente de Marte hace 3.000 millones de años. Así pues, puede que todos seamos algo marcianos y Molibdeno tambien sea importante en tu vida. Sin duda somos polvo de estrellas en un equilibrio perfecto... ¡¡¡No lo jodamos eligiendo ineptos y mediocres como líderes!!!

 

 

http://mundo.sputniknews.com/ciencia/20130829/157945358.html

http://www.teinteresa.es/ciencia/Steve-Benner-marcianos-Harvard-Yale_0_983303462.html 







3 comentarios:

  1. Los minerales que contienen molibdeno se confundían en el pasado con los que contenían plomo.
    ¡Demasiado tarde! ¡Esos líderes ya nos han jodido! ¡Nos han dado plomo por molibdeno! Por eso tras sus letanías pre y post electorales, me encontraba pesado, flojo, anémico... era saturnismo histérico.

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    1. jajajajaj, eres el monstruo de siempre, aunque haya cambiado la foto

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  2. Como monstruo pretendia suscitar miedo y horror y solo leo carcajadas! Hasta la foto de mi difunto Canicu debe estar orinandose en mi reputación de risa!

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